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24 Horas de Daytona: Una experiencia inolvidable

24 Horas de Daytona: Una experiencia inolvidable
24 Horas de Daytona: Una experiencia inolvidable

5 de diciembre de 2018. Sede de General Motors en Avenida Libertador, Capital Federal. 13 horas. Se produce el anuncio oficial confirmando la participación de Agustín Canapino en las 24 Horas de Daytona. Presencié esa conferencia y realmente lo vi a Canapino como pocas veces en mi vida. Es más, ese mismo día lo destaqué en mi instagram personal.

 

 

Volví a Carburando y lo primero que se escuchaba en los pasillos era: “¡Tenemos que estar ahí!”

Y así fue… Semanas después llegó la noticia y la confirmación: “Mati... viajás a Daytona”.

Realmente, caí tarde de la experiencia que estaba por transitar. Al principio, lo tomé como un viaje más… como una carrera más. Hasta que tomé dimensión de lo que me estaba por pasar. Iba a viajar a Estados Unidos a vivir una de las competencias más emblemáticas del mundo.

A partir de ahí, fueron días de investigación, de análisis, de mirar ediciones anteriores, de conocer lo que realmente era “El mundo de las 24 Horas de Daytona”.

Y sí, no lo voy a ocultar. Abrí un documento de Word y anoté objetivos a cumplir:

  1. Intentar sacarle una palabra a Fernando Alonso
  2. Aguantar las 24 Horas de carrera sin dormir
  3. Informar a toda hora, a todo momento a todos los argentinos que desde nuestro país iban a estar haciendo el aguante.
  4. DISFRUTAR

Quizás les parezca poco. Para mí, coronar todo eso ya era demasiado.

 

Arrancó el viaje. El miércoles por la tarde salí de Ezeiza y, después de 11 horas de vuelo, llegué a Dallas. Allí tuve 2 horas de escala y me tomé un segundo vuelo hacia Orlando. Ya en el estado de Florida alquilé un auto y manejé 100 kilómetros hasta Daytona Beach. Un kilómetro antes del circuito me acredité y, en ese momento, caí de lo que realmente me estaba por pasar.

 

Últimos metros arriba del auto y llegué: el Daytona International Speedway estaba en frente mío. Tremendo. Imponente. Se los aseguro, desde afuera ya se veía lo maravilloso que eran sus instalaciones.

Lo primero que me deslumbró fueron las tribunas. Con capacidad para 168.000 personas asombraba la dimensión que tenían.

Ingresé al circuito y después de dejar mis cosas en sala de prensa me dirigí al box y conocí al gran grupo humano del Juncos Racing. No me pregunten por qué, pero a los pocos minutos sentía que ya era parte del equipo. Ah, no les conté… El box que estaba pegado al del equipo argentino era el Wayne Taylor Racing. Sí, el equipo de Fernando Alonso.

Hice lo imposible, les juro. Esperé cerca de una hora y el prensa del equipo ya cansado de verme cerca me preguntó de qué medio era. Le comenté que venía de Argentina representando a Carburando y quería ver la posibilidad de hacerle alguna pregunta a Alonso.

“Aguarda un instante” dijo y entró a la casilla. 20 minutos después salió acompañado de Fernando Alonso. Mientras escribo me sale la misma sonrisa que me salió en aquel momento. Alonso estaba enfrente mío para que yo pueda realizarle un mano a mano.

Me dieron 3 minutos para realizar la nota y, gracias a dios, los aproveché al máximo. Con tan sólo 5 horas en el circuito de Daytona el Punto 1 de mis objetivos estaba cumplido. Les juro que, a partir de ese momento, mi semblante cambió por completo. Esa nota me ayudó a relajarme y saber que si conseguí semejante objetivo, lo demás iba a salir bien.

El viernes pude recorrer las instalaciones, realizar notas también muy importantes como Rubens Barrichello, Felipe Nasr, Pastor Maldonado, Alex Zanardi, entre otros, e interactuar con el público estadounidense para comenzar a entrar en clima.

Esa noche, después de cenar, me acosté en la cama del hotel muy temprano, cerca de las 11 de la noche. Sabía que dentro de muy pocas horas comenzaba una jornada realmente agotadora.

7 am del sábado. Sonó el despertador y había llegado el día: “Las 24 Horas de Daytona” estaban por comenzar. Me instalé en el circuito desde muy temprano para vivir la previa de esta carrera tan importante. “Es como jugar un Mundial” había dicho Canapino y esa mañana lo confirmé después de verlo concentrado y metido como pocas veces en su vida. Salvando las distancias, yo también estaba jugando un Mundial. No menos de 15 argentinos se acercaron al box del Juncos Racing minutos antes de la carrera. Banderas, remeras de la selección, cánticos... Efectivamente, estábamos en un Mundial.

Faltaban minutos para que se largue la carrera. El Cadillac del Juncos Racing estaba en la grilla junto a sus pilotos, los integrantes del equipo y la bandera argentina. Yo estaba ahí, emocionado. No era para menos. Faltaban las 24 horas de carrera pero el Punto 4 de mis objetivos, también, estaba cumplido: DISFRUTAR.

A las 14:35 hora de Daytona se largó la competencia con los problemas que ya todos saben en el auto del Juncos Racing. Siempre predispuesto, Ricardo Juncos contaba el minuto a minuto de lo que iba sucediendo para que yo pudiera enviarles a ustedes toda la información. Obvio, yo era la cabeza visible, pero un gran grupo humano de Carburando desde Argentina me hizo el aguante en todo momento.

Pasó la tarde, llegó la noche, el frío aumentaba pero la adrenalina estaba al máximo. Después del segundo turno de Agustín Canapino y con 5 horas de descanso para el arrecifeño, decidí cenar algo y, luego, conocer la noche de Daytona junto al públicó. A todo esto serían las 2 o 3 de la mañana y regresé a prensa con una gran afirmación: no hay público como el argentino. Que pasión que tienen ustedes muchachos.

3 y media de la mañana me dirigí al box del Juncos Racing y Canapino salió a pista por tercera vez en las 24 horas. “Va a girar poco más de una hora” dijeron en el equipo. Volví a prensa y fue un momento crítico. Eran las 4 de la mañana y, sentado en mi silla, mi cuerpo no tenía más fuerzas. La mayoría de los que estaban en la sala de prensa dormían en el piso. Cuanto más los miraba, más sueño me daba. “No me tengo que dormir” dije por dentro (con algún insulto incluído). Me levanté y salí a caminar a pesar de los 7 grados que marcaba el termómetro en la madrugada de Daytona.

Canapino bajó muy cansado de esa tercera salida a pista y, eso, me despabiló un poco. Lo seguí hasta la casilla, le hice una nota, la envié a las redes sociales, la subí a la web… Si, sabía que si me relajaba me dormía parado.

Un poco de café, un poco de charla con colegas e integrantes del Juncos Racing y hasta conmigo mismo me permitieron seguir de pie.

7 am. Todavía no amanecía y apareció la lluvia. Dios mío, lo que faltaba. Aunque tengo que admitir que un poco me despertó, fue tan intensa que a los pocos minutos estaba mojado por completo debido al trayecto de 500 metros que separaban el box de la sala de prensa.

Les juro que no paró. Nunca. Llovía por momentos, diluviaba por otros. Bandera roja, reanudación, bandera amarilla, reanudación, bandera roja nuevamente… Bueno, no les voy a contar porque ya lo saben. A todo esto el Punto 3 de mis objetivos estaba cumplido y ustedes me lo hacían saber. La información en la web y en las redes era constante y, repito, gracias a mis compañeros de Carburando que siempre me apoyaron desde Argentina.

Sólo me faltaba cumplir el Punto 2 de mis objetivos: aguantar las 24 Horas de carrera sin dormir. Con la bandera roja todo se hizo más difícil. No tenía mucho para hacer. No había mucho para informar. No podía moverme del box o de prensa porque el diluvio era incesante. Faltaban 2 horas de carrera, bah de duración porque estaba detenida, y ese momento fue el más difícil de mi estadía en Daytona.

Aguanté. La última hora de “no” carrera estuve en el box del Juncos Racing y cuando el equipo se abrazó y festejó haber concluido la carrera, yo también lo hice. Me desperté por completo y la felicidad se apoderó de mí. Había cumplido el punto más difícil de mis objetivos.

Ya empapado por completo y después de realizar la cobertura del post carrera, agarré el auto y me fui al hotel. Serían las 6 de la tarde y después de una ducha caliente me acosté para poder descansar. Jaja.. me río nuevamente. Estaba tan pasado que no pude. Aproveché a descargar el material en mi computadora hasta que mi cuerpo dijo basta.

Me desperté al otro día. Feliz como muy pocas veces en mi vida. Con los objetivos cumplidos y con una experiencia personal que no la olvidaré jamás.

Quiero cerrar esta nota agradeciendo a todos ustedes que me hicieron el aguante, a todo el Juncos Racing por la buena predisposición en todo momento, a Agustín Canapino y a Carburando por esta gran oportunidad.

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