Rally
Corrió contra Tänak, le ganó al cáncer y quiere volver a disfrutar del Rally
Ott Tänak consumó el pasado fin de semana su primera victoria después de haberse consagrado campeón del Rally Mundial en 2019 y consiguió su primer éxito con Hyundai. Además tuvo la posibilidad de festejar como local, en el estreno de Estonia en el calendario de la máxima competición internacional.
Sin embargo, estas líneas no van a hablar del rubio de 32 años, sino de un rival suyo. De alguien con el que, cuando eran jóvenes, pelearon mano a mano por un lugar en el ambiente del WRC. Pero luego la vida tendría preparados distintos planes para uno y otro.
Por desgracia, el destino tenía entre sus manos para Juan Manuel Marchetto una hoja de ruta con muchos obstáculos durísimos. Muchos de ellos los sigue superando hoy en día, pero con el firme deseo de disfrutar nuevamente del Rally.
“Llevó ocho años sin correr. La verdad que es bastante tiempo, pero no bajo los brazos y le sigo metiendo para adelante con la idea de volver a la actividad un día de estos”, le contó Marchetto a Carburando en el inicio de la charla.
“Lo extraño horrores, es un deporte en el cual yo me siento que soy parte de él. Me encantan los fierros, convivo todos los días con ellos y también en mi trabajo. El rally es algo que me apasiona totalmente, así que aprendí a llevarlo, pero es algo que anhelo mucho y espero tener una oportunidad dentro de poco para volver a subirme arriba de un auto”, siguió.
El oriundo de Villa María era apuntado como una de las promesas ascendentes del Rally Argentino. La confianza depositada la pagaba con resultados y eso le valió que CODASUR lo convocará para participar del Pirelli Star Driver, programa de jóvenes talentos de la fábrica italiana, en 2009 y que en 2011 llegará su mejor resultado a nivel nacional, con el subcampeonato logrado en Maxi Rally.
Pero la aparición de su hermano Álvaro, monarca en 2010 de la Súper R, y las dificultades económicas hicieron que tuviera que bajarse en 2013. A pesar de los intentos por volver al ruedo, en 2017 la aparición de un Linfoma no Hodgkin en la médula fue el inicio de una caída estrepitosa.
“Veníamos de ser subcampeones en 2011 y en 2012 estábamos haciendo bien las cosas, pero ya mi hermano Álvaro corría y bancarnos a los dos era prácticamente imposible. Los sponsor eran los mismos, si faltaba plata salía todo del mismo pozo. Entonces yo como ya había tenido la oportunidad de correr en los mundiales y en distintos campeonatos, decidí darle la posibilidad a mi hermano y por eso me bajé. Más allá de que después se dieron distintas circunstancias, siempre pensé en que en algún momento íbamos a estar mejor económicamente y cuando él dejara iba a volver a subirme. Pero bueno en ese tiempo me enfermé del cáncer y empecé a pasar por todo esto”, comentó.
Y agregó: “Había algo raro que venía hace un tiempo, tenía varios problemas y cuando me lo descubren era una metástasis que estaba tomado por todos lados. Lo que me agarra es un Linfoma no Hodgkin, que gracias a Dios me tocó en un momento donde estaba muy bien psicológicamente, pensaba en volver a correr, estaba esperando mi primera hija, así que atravesaba un etapa donde tenía muchas ganas de luchar, lo que es primordial para una enfermedad terminal como esta, que hay que desafiarla y enfrentarla porque si la transcurrís te lleva. Hasta el día de hoy sigo con tratamientos porque son cinco o seis años de control, de estar alerta, de seguir con medicaciones alternativas. En la actualidad me inyectó día por medio, pero lo hago por las ganas de vivir que tengo y de pelearla”.
En aquel mal trance, Marchetto se aferró al rally para poder despejarse y salir a flote. “En ese momento pensaba en salir adelante de esa situación, pero justo estaba pasando lo del Dakar, así que hablaba mucho con Marcos Ligato y con Federico Villagra, que estaba corriendo con el camión. Eso me ayudó muchísimo y por eso soy un agradecido de los amigos que forme en el rally. Tenía en la cabeza no entregarme por todos los proyectos que tenía por delante. Lo venía a Ott Tänak, con quien corrimos de igual a igual en Austria, salir campeón del mundo y me decía ‘se me tiene que dar, tengo que salir de esta y lucharla’. Por suerte, esa parte salió bien y ahora me falta el resto”, afirmó.
Tänak ya era lo que es hoy
Mientras batallaba contra el cáncer, el cordobés vio coronarse a Tänak como monarca del Rally Mundial en 2019. Esa conquista del estonio le recordaba que diez años antes habían estado mano a mano en los caminos de la ciudad austriaca Freistad, donde Pirelli llevó adelante una selección de pilotos entre 18 aspirantes para que tengan la oportunidad de correr seis fechas acompañando al certamen ecuménico.
Con un Mitsubishi Lancer Evo X del equipo de Manfed Stohl y en la butaca derecha a José “Pepe” Díaz, el protagonista de esta historia fue en busca de un sueño mundialista. “A nosotros nos avisaron 20 días que íbamos a participar y 72 horas antes de la prueba viajamos a Europa, pudimos probar el auto en lo que era mi primera vez en asfalto. En tanto, Tänak ya venía con varios kilómetros encima para esa competencia y fue apadrinado por Tommi Mäkkinen. Además, estrenó un Subaru nuevo esa carrera, por lo cual ya venía apoyado desde hace mucho tiempo”, narró.
En la misma línea, continuó: “Cuando me enteré que iba a viajar, arranque a mejorar mi inglés, porque no solo te evaluaban conductivamente, sino que también cómo te desarrollabas en distintos ámbitos. Yo di todo lo que pude, en la previa me dedique totalmente a esto. Pero lamentablemente corrimos con un auto que no era de punta, aunque nos fue mucho mejor de lo que nosotros creíamos. Cometí un error al chocar un árbol, pero no fue por eso que no quedamos”.
Hoy a la distancia, Marchetto sostiene que el resultado de aquel evento estuvo signado por decisiones extradeportivas. “Al finalizar el evento vino Peter Solberg a saludarnos, me felicitó, me arengó a que siga, pero me dijo que por cuestiones políticas no era uno de los elegidos. Era algo que me podía esperar porque nosotros corrimos el sábado y el viernes previos habían cerrado la importación de Pirelli en Argentina y justamente el programa era patrocinado por la marca. Más allá de que quedó una gran relación con Stohl, estamos lejos y en lo económico aún más”, puntualizó.
Más allá del amargo recuerdo, su conciencia permanece tranquila porque estuvo a la altura de la circunstancias, al igual que en el Rally de Argentina de 2009, donde terminó como escolta de Naaser Alttiyah en la Clase N4 y noveno en la general.
“Es muy satisfactorio y muy lindo haber corrido contra Tänak. Si bien haber hecho el Mundial y haber terminado segundo peleando mano a mano con Al-Attiyah, sabiendo con el presupuesto con él que contaba, esa otro gran recuerdo. Además, Ogier largaba adelante nuestro y podíamos hacer los mismos tiempos. El Rally Argentino de 2007 a 2011 tuvo un nivel superlativo y cuando venía el WRC, los pilotos eran protagonistas en cada tramo. Yo eso no lo creía hasta el momento de viajar a Austria y ahí me llama Gabriel Pozzo y dice que vaya tranquilo que el nivel de Argentina es bueno, lo que era tal cual”, afirmó.
Volver es el anhelo
Su última carrera en el campeonato nacional fue la primera fecha de la temporada 2013, que se corrió el 23 y 24 de marzo en San Luis. Tras bajarse y superar la cruel enfermedad, el regreso a la actividad se hizo efectivo el 13 de mayo de 2018 en el Rally de Santa Rosa de Calamuchita, prueba válida por la tercera cita del certamen cordobés. En aquella ocasión corrió con un Can-Am Maverick y ganó su clase.
“Este año tenía pensado subirme, hacer algunas carreras, no sé si un campeonato completo por mi estado de salud, pero fechas puntuales si quería correr. Con todo esto de la pandemia es momento de cuidarse, de quedarse tranquilo porque sé que estoy saliendo de una situación compleja, con un cáncer que me afectó muchísimo las defensas. Por más que vuelva el campeonato, este año no creo poder hacer ninguna competencia porque prefiero cuidarme yo. En 2021 veremos qué podemos hacer y para donde apuntamos”, comentó.
A pesar de las ansias por volver a acelerar, Marchetto encaró esta etapa de su vida con otra filosofía producto de lo que le enseñaron sus padecimientos. “Me considero que era una persona que no disfrutaba nada. Había salido segundo en la fecha del Mundial perdiendo con Al-Attiyah por nada y era el ser humano más enojado del planeta tierra. No dormí por cinco días de lo molesto que estaba conmigo mismo. Era muy autoexigente y no disfruté en absoluto todo lo que corrí y si hoy volviera al rally lo haría para pasarla bien. Lo que me hizo cambiar fue la enfermedad, me hizo ver las cosas de la vida de otra manera. Lo único que no hay es tiempo y uno trata de corregir cosas que no hace falta modificarla y hay que disfrutar un poco más la vida”, se sinceró.
El sufrimiento y la muerte también las vio de cerca en su estadía en Fundaleu, así que eso también contribuyó a cambiar su perspectiva. “Hoy en día estoy perfecto, pero tuve momentos muy complicados. El 24 de diciembre de 2017 hice hasta un paro cardíaco y ya no había nada que hacer. El cáncer estaba metido por todos lados, así que fue medio milagroso lo mío. Es difícil de explicar para la ciencia y también para el que no lo vivió conmigo. Es algo durísimo y no se lo deseo a nadie, pasé momentos crueles, pero gracias a Dios tenia a mi familia acompañándome. Ellos me aguantaron las puteadas, la lucha constante porque te pones insoportable, más cuando estás tan afectado y dependes de una máquina. No estas adentro de tu cuerpo”, aseguró.
Y subrayó: “Cuando me dieron el alta y salí de la clínica, parecía que era fácil, pero no. Volví a estar internado entre cuatro y cinco veces más con recaídas y demás. Ahora ya llevó prácticamente un año sin internaciones y solo con una medicación, que cada vez es menos. También hago controles cada seis meses”.
A pesar de que los últimos años fueron una montaña rusa de sensaciones, el deseo de volver a tener un volante entre las manos es cada vez más fuerte. “En este tiempo que ya estoy mejor, las ganas de volver a correr crecieron muchísimo. Cuando estaba peleando contra el cáncer tenía muy presente las ganas de subirme de nuevo y a medida que me voy recuperando, eso aumentó porque es como que el de arriba me dio una oportunidad de volver a hacer lo que me gusta”, explicó.
Por último, Marchetto tiene claro una cosa: la premisa es gozar del Rally. “Mi vuelta será con paciencia, con la familia al lado, yendo de menos a más, tranquilo y sin exigirme. El objetivo es divertirme y correr en los lugares que me gustan, rodeado de la gente que quiero y sin esperar ningún resultado. Lo único que pretendo es disfrutar y hacer lo que me apasiona”, concluyó.
Foto de portada: Renzo Carletti