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El triste final de los motores de Apolo 11: en el fondo del mar
“Soñar en grande” ha caracterizado a Bezos, quien desde niño ha estado fascinado con la NASA. Ahora, el magnate millonario estadounidense ha recuperado del fondo del mar los poderosos motores que dieron vuelo a los cohetes durante las misiones Apolo.
De 1968 a 1972, el proyecto Apolo, tras varios viajes al espacio, exitosamente logró llevar al hombre a la luna y de regreso. Cada nave era lanzada con cinco motores F1, los cuales produjeron casi 3.5 millones de kilos de empuje al despegue para luego caer a gran velocidad al océano Atlántico, tal y como lo había planeado la NASA.
Por casi de 50 años, los motores de 32 millones de caballos de fuerza permanecieron olvidados en agua salada. Armado con un moderno y efectivo radar marino, Bezos y su equipo a bordo de buque Seabed Worker regresaron a Cape Canaveral en Florida donde despegó el famoso Apolo 11.
Después de tres semanas en alta mar, trabajando a casi 5 kilómetros bajo la superficie y aproximadamente a 600 de la costa, el equipo de exploradores encontró el cementerio de piezas espaciales. Utilizando vehículos marinos operados mediante control remoto capaces de sumergirse más de 4 mil metros, pudieron recuperar de las profundidades un motor F1.
Bezos piensa restaurar los motores que pueda rescatar, incluyendo la boquilla, la turbina, la cabina de empuje y el termo-cambiador. La maquinaria sigue perteneciendo a la NASA, quien ha declarado poner la pieza a disposición del público en el Instituto Smithsonian. De conseguir un segundo motor, será expuesto en el Museo del vuelo en Seattle, ciudad que alberga las oficinas sede de Amazon.com.
A diferencia de otras aventuras de rescates submarinos donde las compañías privadas han actuado más como piratas que como benefactores, Bezos -mejor dicho, su servicio legal- reconoce que la NASA es la propietaria de los motores y si finalmente son rescatados serían expuestos en un museo de Estados Unidos. En cuanto al resto de la etapa S-IC, construida en aluminio y muy ligera, se cree que estará totalmente destrozada.
Lo que no está muy claro es si Bezos ha encontrado los motores del Apolo 11 concretamente o en realidad se trata de los motores de otras misiones del Saturno V. Al fin y al cabo, las etapas S-IC de los Apolo 8, 9, 10, 11, 13 y 16 cayeron todas juntas en una zona de unos 5 x 10 kilómetros en el Atlántico. En total se lanzaron trece cohetes Saturno V, lo que implica que en el fondo del océano tiene que haber un total de 65 motores F-1. En cualquier caso, se trataría de la segunda operación de rescate de restos espaciales submarinos después de que en 1997 la cápsula Liberty Bell 7 del programa Mercury fue izada del fondo del mar, aunque en esa ocasión la nave estaba a menor profundidad que los motores F-1.
Con un empuje medio de 7 MegaNewton (más de 700.000 kilogramos fuerza) y nueve toneladas de peso, los F-1 fueron en su época los motores más potentes jamás construidos, aunque serían superados una década después por el RD-170 soviético, actualmente en servicio en el cohete Zenit bajo la denominación RD-171M. Al igual que su contrapartida soviética, quemaban queroseno y oxígeno líquido, pero a diferencia del RD-170 usaban un ciclo abierto, menos eficiente. Como curiosidad -y este es un detalle que suele omitirse en los modelos y reconstrucciones-, los motores estaban recubiertos durante el lanzamiento por cubiertas térmicas de ablación para protegerlos de las elevadas temperaturas.
Obviamente, los F-1 rescatados por Bezos no podrán ser reutilizados para una misión espacial después de pasar 50 años en el fondo del mar. Un final triste para los motores de los que habló el mundo y en estos días se los recuerda a 50 años de la llegada del Hombre a la Luna... De la Gloria al fondo del mar en viaje directo.