Turismo Carretera
El día que Oscar Gálvez pasó a ser “El Aguilucho”
El 27 de Septiembre de 1940 desde el estadio de River se ponía en marcha el Gran Premio Internacional del Norte, desde Buenos Aires los corredores partían hacia Lima 
(Perú) y debían regresar a Buenos Aires, la competencia finalizaría el 12 de Diciembre, en aquella epopeya deportiva fueron de la partida 92 corredores y lograron dar la vuelta 31 máquinas, desde el mismo inicio sorprendía Juan Manuel Fangio que ganaba la 1er. etapa hasta Tucumán.
Oscar Gálvez recordaba ese momento a su manera siempre y decía: "Ese Gran Premio fue, junto a la carrera Buenos Aires-Caracas, lo peor que me pasó en mi vida deportiva. Esta carrera de catorce etapas con ida y regreso (Buenos Aires-Lima-Buenos Aires) tuvo dos etapas muy distintas, con alegría a la ida y drama al regreso. Comenzamos bien en la primera etapa a Tucumán, fuimos segundos de Fangio, era la primera vez que nos desafiábamos en la ruta”.
De regreso luego de largar en Lima rumbo a Bs. As. cerca de Pisco, tienen un accidente y Oscar lo narra de la siguiente manera:
“Nos tocó largar en tercer lugar con un tiempo horrible de noche cerrada y espesa niebla. Pero no me importó. Le dimos con todo para poder alcanzar la punta, y a los pocos kilómetros ya lo habíamos logrado. Estaba amaneciendo y veníamos notando un cortocircuito en las luces. Al llegar a Nazca, entramos en un túnel de 80 metros de largo que terminaba en una curva cerrada a la derecha. Las luces, que venían fallando, se apagaron del todo: por consiguiente, seguí derecho, saltamos un cordoncito y nos fuimos al vacío. El coche voló unos 20 metros hasta el primer golpe y continuamos desbarrancando. Dimos mil tumbos. Mi puerta se arrancó y salí despedido”.
Oscar agrega: “Juan se salvó porque quedó dentro del auto que terminó 200 metros abajo en el precipicio. Yo quedé desvanecido. Los colegas que venían detrás, Musso, Pérez, Fangio, Marcilla y su acompañante, Américo Cianfagna, me encontraron en la oscuridad y me subieron al camino junto con Juancito. Desperté en un hospital de Lima con fractura de clavícula y omóplato. Nunca invoqué tanto a Dios, agradeciéndole por estar vivos, después de semejante piña.
Fue tan grande el impacto del accidente que el periodista Pedro Fiore, comentarista de Luis Elías Sojit, por la radio la noticia de esta forma: ‘Esta mañana ha caído como un aguilucho en un precipicio de la hermana tierra peruana, el corredor Oscar Alfredo Gálvez’. De ahí me quedó para siempre el seudónimo de Aguilucho”.
Aquel Gran Premio lo ganó Juan M. Fangio, fue segundo Daniel Musso y llegaba tercero Rosendo Hernández, que en la actualidad es homenajeado al llevar su nombre el autódromo de San Luís.
Desde aquel día Oscar Gálvez, cinco veces campeón de TC (1947/48/53/54/61), pasó a ser, para siempre, “el Aguilucho”.
Fuente: Libro Oscar Alfredo Gálvez vida, pasión y vértigo de Bernardo Héctor Anoro
