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El hambre y las ganas de comer

Matías Rossi y Agustín Canapino protagonizaron un duelo espectacular en la Final del Súper TC 2000 en Rosario. Una nueva edición del clásico contemporáneo del automovilismo argentino.
El hambre y las ganas de comer
El hambre y las ganas de comer

En un momento de la final parecía que los dos iban a terminar en el barro, y que les iba a ganar quien venía detrás. Pero no. Siguieron corriéndose durante 36 de las 39 vueltas de la carrera. Uno a fondo adelante y defendiéndose. El otro a fondo detrás buscando el hueco del milímetro. En la mayor parte de esas vueltas lo hicieron colgados de un alfiler, al límite, hasta sobrepasando esos límtes como le pasó a uno de los protagonisas. 

Tanto Matías Rossi con el Toyota Corolla, como Agustín Canapino con Chevrolet Cruze, además de conformar ya un clásico contempoáneo en el Súper TC 2000, es el encuentro de dos de los mejores pilotos del país. En Rosario, Rossi y Canapino buscaban ganar la carrera y generaron el aplauso en varios momentos. Estaban hambrientos de victorias. El de Toyota ya sabía lo que era ganar en el trazado más corto del campeonato, pero estaba quedando muy lejos su última victoria que había sido en los '200 kilómetros' de La Pampa junto con Gabriel Ponce de León del año pasado. Para Canapino, era la necesidad imperiosa de cortar una larga racha sin triunfos de Chevrolet cuyo ultimo festejo fue en la recordada final que ganó Matías Muñoz Marchesi. Fue en San Juan del 2014. 

Vivimos una final apasionante en casi todo su desarrollo. Desde la largada Rossi con el corazón caliente pero con la mente fría no dejó que Leonel Pernía con el Renault Fluence le saque el privilegio de la cuerda, beneficiado por el piso más seco al ganar su serie, la segunda. Con el avance de Canapino, Rossi entendió que tenía a su gran rival atrás. Quedaron los dos en la pelea. Mientras tanto, Matías Milla con otro Toyota realizaba una magistral maniobra para superar a Pernía y subir a su primer podio en la categoría. Rossi y Canapino mantuvieron alta la expectiva en la lucha por la punta. Canapino con el Cruze golpeado adelante, Rossi con bloqueadas que dolían en los frenajes de Rosario incluso con un despiste que lo desacomodó en el barro. Para Renault quedaba el alivio de disfrutar la heroica remontada del domingo de Emiliano Spataro, quien sin poder clasificar el sábado, entre serie y final avanzó tanto que le permitió conservar el liderazgo del campeonato de pilotos y sumar para que Renault Sport mande entre los equipos. 

Con el corazón en la boca, así estuvieron Rossi y Canapino en toda la carrera. Un muy buen espectáculo de dos de los mejores cinco pilotos top que tiene el país. Pilotos que dejan todo en la pista. Que no especulan y que exprimen su auto cuando tienen chances o salen a buscar la heroica con un auto menos rápido. Rossi y Canapino brillaron en Rosario e hicieron brillar al Súper TC 2000. Con diferentes necesidades, pero con las mismas ganas de ganar, como cuando de niños empezaron sus campañas. Por la voracidad que mostraron en la pista de Rosario, Rossi y Canapino ayer fueron el hambre  las ganas de comer.

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