Opinión
El hijo del presidente
Durante muchos años se discutió si era ético que Diego Aventin corriera en el TC, mientras su padre Oscar dirigía los destinos de la ACTC. Hoy, en la nueva era, los roles se repiten con el clan Mazzacane, pero la polémica no se ha instalado, más allá de que la cuestión de fondo es similar. Con la aparición de Gastón en los primeros planos, reaparecen los fantasmas de las suspicacias y la pregunta resurge: ¿Se puede ser juez y parte?
El ex piloto de F1 nunca “molestó”, deportivamente hablando. Habitante frecuente del pelotón del medio para atrás y portador de un carisma particular, el “Rayo” siempre fue un personaje singular de la parrilla más que una amenaza para los aspirantes a la corona. Desde que volvió a competir en la Argentina, la imagen de Diego Aventin lo eclipsó y fue mucho más discutida que la suya, con respecto a la relación familiar entre pilotos y dirigentes.
Todo lo que ganó Aventin fue sospechado y la legitimidad de sus logros puesta en duda, por la fuerza de su padre en la conducción. El rechazo hacia el apellido era fuerte. Y la obtención del título, un objetivo del poder. En cambio, por distinta línea caminó siempre el apellido Mazzacane. Con perfil bajo e indiferente a la obsesión deportiva.
Sin embargo, Gastón Mazzacane ya estuvo cerca de tiunfar dos veces este año. Una en Toay, donde venía ganando y se retrasó al tercer puesto por un problema en el embrague, y la otra en Posadas, el pasado fin de semana, donde se le escapó la victoria por el estallido del motor a media vuelta del final de la carrera. Sorpresivamente, ahora el hijo de Hugo –el actual presidente de la ACTC- coquetea con el triunfo. Con un auto veloz ganó protagonismo con intermitencias esta temporada.
En una actividad de desconfiados, la ACTC no ha ayudado. En Toay no hubo verificación técnica, mientras todo el mundo se asombraba de la velocidad de recta del Chevrolet del ex piloto internacional. Y de repente, lo que antes se diferenciaba hoy se asemeja. Aunque pocos se imaginen a Mazzacane peleando un campeonato como lo hizo durante casi toda su campaña deportiva Diego Aventin en el TC.
Aunque el éxito expone, la cuestión no pasa por los resultados. El debate debería darse igual. Aunque la próxima carrera vuelva a estar de mitad del pelotón para atrás. La ética es una sola. Y no se puede ser juez y parte…
