Top Race
El "Lole" lo hizo
Puede no gustar pero hay que reconocerla como una de las partes más agridulces del automovilismo, porque cada vez que el juego de equipo en la pista rompe los códigos de la deportividad, la polémica se instala. Ayer pasó inesperadamente en el Top Race V6 cuando Agustín Canapino le sirvió en bandeja la victoria a su compañero Martín Ponte, que aun no había ganado en el campeonato, y ahora ya tiene el triunfo para soñar con el título. “Fue vomitivo”, estalló el presidente Alejandro Urtubey, que no quiere esta práctica para su categoría. Y el debate continúa…
Con el pedido del equipo Midas Racing para que el quíntuple campeón le entregara la carrera al entrerriano, quedó expuesto Canapino, quien hace tan solo 15 días había dicho que prefería estrellarse contra un paredón antes que ceder un lugar, luego de su polémica carrera nocturna de Santa Fe. También quedó expuesta la categoría, que siempre se mantuvo lejos de esta filosofía de competencia. “Como presidente, nunca le pedí a Canapino que levantara para que no sea tan monótono el TRV6”, aseguró Urtubey enojado con el responsable del Midas, Sergio Raffaelli. Y además agregó con crudeza: “En el TRV6 nunca se habilitó a ningún piloto, ni a (Jacques) Villeneuve, ni a Marcos Di Palma, ni a nadie… Por más que nos sirviera tenerlos adelante. Siempre privilegiamos el Fair Play (juego limpio). Esto es una traición al público, a Canapino y a la categoría”.
Que un piloto le entregue la posición a un compañero es una decisión que no la comparten ni los propios actores que la ejecutan. Pero es parte del juego. Y hasta si se quiere justificable para quienes defienden sus propios intereses a través de esa acción. No gusta, es antipático… Y a veces grosero. Como el recuerdo de Rubens Barrichello entregando la primera posición a Michael Schumacher a metros de la bandera a cuadros, en el GP de Austria de 2002, y meses más tarde la devolución de gentilezas del alemán, en Indianápolis. El escándalo empujó a la FIA a abolir las órdenes de equipo. “De última, en la F1 los pilotos cobran 30 millones de euros… Y si le dan una orden, la tienen que cumplir. Ahí se juegan muchas otras cosas”, justificó Urtubey.
En el Súper TC 2000 aun es fresca la imagen de Julián Santero levantando el pie del acelerador para bajarse del podio de Codegua, Chile, en pos del campeonato de Néstor Girolami. Como en los intereses de la F1, aquí la orden de equipo se respalda en el beneficio de una marca para “exculpar” una acción que va en contra del espíritu deportivo. En el Turismo Carretera marcó un precedente el juego de equipo del Lincoln Sport Group, en la carrera de Paraná, en agosto de 2011. Aquel día, Mauro Giallombardo marchaba rumbo a su primer triunfo en el TC y debió dejar pasar a Néstor Girolami, para que el “Bebu” pudiese ingresar a la Copa de Oro. La ACTC sancionó a Giallombardo con una fecha de suspensión. “No soy como (Oscar) Aventin y nunca pediría a la CDA del ACA que sancionen a alguien. Pero yo castigaría en estos casos”, manifestó el dirigente salteño.
¿Necesitaba el Midas Racing tomar esta decisión? Probablemente sea una medida extrema y evitable. Aun quedaban tres carreras para que Ponte lograra el triunfo. Ahora, esta victoria habilitará al piloto de Concordia a pelear por la corona. Y al Midas Racing le acerca la posibilidad de tener a dos de sus pilotos entre los tres que definirán el título en la última fecha. ¿Pero qué sucedería si en la última carrera Ponte marchara delante de Canapino? ¿Le pedirían que devuelva la gentileza y entregue el campeonato? Suena justo, no? Entonces en ese caso, ¿a Canapino le regalarían el título? Una situación tan hipotética como factible que podría terminar en un auténtico bochorno. “Un disparate… Canapino no necesita que nadie lo ayude. Es el mejor piloto del país”, argumentó Urtubey.
“Me quiero morir… Pensar que el “Lole” (Carlos Alberto Reutemann) no hizo caso a una orden en la F1… Qué grande!”, sentenció. Enojado, furioso con la situación… “Me corre nafta por las venas, y este no es el automovilismo que nos gusta”, concluyó Urtubey. Con la convicción de dirigente y la pasión de un hincha…
