Fórmula 1
El recuerdo de un grande sin corona
Un 8 de mayo como hoy, pero en 1982, fallecía uno de los mejores pilotos de la Fórmula 1: Gilles Villeneuve. Hace 34 años que el canadiense, catalogado como "campeón sin corona" y quizás el piloto más espectacular en la historia de la categoría, nos dejaba en una de las curvas del circuito de Zolder, durante la clasificación del Gran Premio de Bélgica.
Villeneuve apareció en la Fórmula 1 prácticamente de la nada. James Hunt se fijo en él durante una carrera de la Fórmula Atlantic en Canadá y le insistió a McLaren para que lo contratara, al quedar impresionado con su estilo de manejo, y sus característicos derrapes en las curvas, que luego mostraría en la "máxima". En esa escudería corrió su primera y única carrera con la escudería británica, en julio de 1977, en Silverstone, donde finalizó undécimo.
Tiempo después, Enzo Ferrari, buscando un piloto para su escudería, lo adoptó sin dudar y allí nació una relación que duraría seis temporadas (de 1977 a 1982). Con la escudería de Maranello, Villeneuve disputó un total de 66 carreras de las cuales ganó seis. No fueron números destacados, pero tanto Ferrari como los aficionados a la categoría estaban encantados con él, y de hecho nunca más encontraron alguien igual, con la capacidad de ganarse el cariño de los exigentes italianos.
El subcampeonato de 1979 es lo más cerca que estuvo Gilles Villeneuve de la gloria. Nunca más volvió a acercarse al título.
En aquella carrera en Zolder, en 1982, Villeneuve sufría un accidente durante los últimos minutos de la sesión clasificatoria tras tocarse con el March de Jochen Mass. La Ferrari voló por el aire y el canadiense salía despedido tras perder los arneses. En la caída recibió un golpe mortal en la cabeza, pero la leyenda nunca se apagó y tiempo después se vio reflejada en su hijo, Jacques, quien pudo consagrarse campeón tanto en F1 como en IndyCar.
