Argentinos en el exterior
Hace un año, el Juncos Racing eliminaba a Alonso de Indy 500
De película. Así fue la definición de la clasificación para la última edición de las 500 Millas de Indianápolis, hace justo un año hoy. Una historia de esfuerzo, sufrimiento, dramatismo y sorpresas, en la que el equipo argentino Juncos Racing -con el último suspiro- se metió por la ventana a la carrera más famosa del mundo y eliminó a Fernando Alonso y McLaren, en aquel inolvidable domingo en el mítico óvalo estadounidense.
El mundo de la IndyCar la recuerda como la clasificación más emocionante de los últimos tiempos. Y no es para menos. El momento mismo en el que Kyle Kaiser lograba el 33° y último puesto para la carrera era el desenlace de una historia digna de un pequeño capítulo, de la rica historia de la Indy500.
En las semanas previas, al modesto equipo dirigido por el argentino Ricardo Juncos se le caían algunos sponsors y con ello se debilitaban las aspiraciones. Aunque en el espíritu de ese grupo de gente acostumbrado a empujar desde muy abajo, no existía la posibilidad de resignarse. El monoplaza llegó al circuito todo pintado de blanco, sin auspiciantes.
Sin embargo, las cosas se pondrían más difíciles aún. El accidente de Kaiser el viernes previo, durante los entrenamientos, fue un golpe de knock out. El auto se descontroló a 370 km/h y golpeó contra el muro. Los daños parecían ponerle punto final al intento del Juncos Racing de entrar a su tercera experiencia en las 500 Millas.
“El auto venía mostrando una velocidad suficiente para meternos entre el Top 10 en el momento del choque. Inmediatamente, creí que la situación sería irremontable”, recuerda Juncos sobre aquel instante demoledor.
El monoplaza titular quedaba descartado. Aunque no había tiempo para los lamentos. Cada integrante del equipo ponía manos a la obra. Los que componían el grupo de IndyCar y los que trabajaban para las otras categorías en las que participaba el Juncos Racing también. Hasta la familia del argentino pasó esas 40 horas en el taller, ubicado en las inmediaciones del Indianápolis Motor Speedway, alistando el segundo auto del equipo.
“Ese era un auto alistado para los circuitos mixtos y estaba todo desmontado. Así que lo empezamos a armar a contrarreloj”, explica Juncos. Con un esfuerzo descomunal y pocas horas de sueño, el auto iba rumbo a la pista. Aun se debía adaptar la puesta a punto para el veloz óvalo y debían resolver un problema de temperatura porque el auto no podía rodar más de una vuelta con esos valores.
Se decidía no utilizar los entrenamientos para terminar de poner el auto en condiciones, en el garaje del circuito. Allí estaba la clave. Se ganaba tiempo y prolijidad en el trabajo fino final. Y allá iba, a la hora indicada. Y en el lugar preciso, para hacer historia. Una pequeña historia, con un significado muy especial.
El estruendoso debut del 2017 del asturiano Fernando Alonso, había generado una gran expectativa de si podría ir por la victoria en su segundo intento. Ya sin los motores Honda del equipo de Andretti, el ex bicampeón de F1 iría con el debut de McLaren y motor Chevrolet. Un combo desalentador para la figura, que sufría la falta de velocidad.
El final de la clasificación lo encontraba a Alonso en el 33° puesto (se clasifican 33 autos para las 500 Millas) y mirando desde los monitores el desenlace, mientras Kaiser giraba con el Juncos ya pintado con los colores clásicos verde, naranja y blanco. El español había registrado un promedio de 227,353 mph para la serie de vueltas de clasificación…
El auto de Kaiser aparecía en la recta y las cámaras de TV mostraban el rostro tenso de Alonso. El auto del Juncos Racing cruzaba la mítica meta de ladrillos y de repente… la explosión! 227,372 mph mostraban los monitores para la gran sorpresa. Kaiser adentro de las 500 Millas de Indianápolis y Fernando Alonso se retiraba en un carro de golf.
Hoy se cumple un año de uno de los momentos más impactantes que entregó el automovilismo deportivo mundial durante el 2019. Y tuvo un alto grado de argentinidad…