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Key West y Florida Keys: Tierras que enamoran

Al sur de Florida, esta pequeña isla tropical ha sido a lo largo de los años refugio de piratas y pescadores, lugar de descanso para poetas y políticos, y un paraíso para los amantes de la playa y buscadores de tesoros.
Key West y Florida Keys: Tierras que enamoran
Key West y Florida Keys: Tierras que enamoran

TEXTO: Andres Canet             FOTOS: Andrés Canet / The Florida Keys & Key West 

Fieles a nuestro estilo, una vez más nos encontramos recorriendo una de las rutas más pintorescas del mundo: la US1 Overseas Highway, que une Miami con Key West a través de los cayos de Florida. Equipados con un Porsche 911 Targa 4S, anteojos de sol y mucho entusiasmo, partimos desde la soleada Miami Beach para conducir poco más de 270 km de una carretera que se adentra en un mar de aguas turquesas saltando de isla en isla. Una delirante ruta escénica “Made in USA” a la que no le falta toda esa parafernalia hollywoodiense que rodea a los Roadtrips en este país al que tanto le gustan los imposibles. Todo el trayecto hasta Key West está adornado con una temática clásica americana, con extravagantes tiendas que venden regalos, esculturas y todo tipo de sorpresas; y cientos de bares, restaurantes y estaciones de servicio donde se cruzará sin lugar a dudas con el estereotipo norteamericano del lugar, vistiendo gigantescas remeras gastadas conduciendo su camioneta Chevy destartalada y junto a su fiel perro ocupando el asiento del acompañante.

A lo largo de la historia, los cayos de Florida sirvieron de refugio idílico para piratas y contrabandistas. Además, sus aguas bajas y las temporadas de huracanes y tormentas perfectas provocaron la sosobra de grandes navíos cuando esta lengua de islas y Océano se comunicaba únicamente navegando. Pero esto cambió a partir de 1905 gracias al sueño de un ciudadano muy reconocido en la Miami de entonces: Henry Flagler. Él se ocupó de emprender una obra faraónica que

llevaría el ferrocarril hasta la última isla, Key West, surtiendo 206 kilómetros de vías. Finalizada en 1913, sólo tuvo algunos años de uso ya que en 1935 un huracán de categoría apocalíptica destruyó gran parte de su recorrido. Esa coyuntura fue la que le dio origen a la actual US1 Overseas Highway, y en apenas tres años lograron reconstruir los puentes y unir los cayos de un nuevo modo, esta vez utilizando asfalto en vez de rieles. Con el paso del tiempo, la ruta fue sufriendo las inclemencias del clima marino y el recorrido fue redibujándose con nuevos puentes, desde los cuales se pueden apreciar los viejos aún hoy abandonados a un lado del camino.

Es verdad que el paisaje desde que se ingresa a los cayos es bellísimo, pero ni sueñe en hacerlo de ida y vuelta en un solo día. Si bien la distancia entre Miami y Key West alienta a que muchos así lo crean, la realidad es que la ruta es muy transitada, y los controles de velocidad son de los más estrictos que he conocido en los Estados Unidos. La velocidad máxima en casi la totalidad del recorrido es de unas escasas 45 mph (72 km/h) durante el día, y baja a 35 mph (54 km/h) por las noches, lo cual puede transformar en monótono y tedioso dicho viaje. Lo mejor es tomarse el tiempo para disfrutar de las paradas, aprovechar para comer algo en alguno de sus restaurantes y bares, bajar hasta alguna playa escondida y recorrer alguna de esas tiendas de las que hablamos al inicio. Seguramente no compre nada en ellas, pero encontrará cosas que jamás había imaginado que existían.

No es necesario partir de Miami con el tanque de combustible lleno. A diferencia de la creencia popular, existen un sinfín de estaciones de servicio y además son la excusa perfecta para detenerse. Por lo general las cosas más extrañas se encuentran muy cerca de ellas.

Tras atravesar una monótona zona de manglares, la carretera desemboca en el primer y más grande cayo de todos, Key Largo. Entre palmeras, vegetación semitropical, casas de colores pastel y marinas repletas de embarcaciones que flotan sobre un mar azul, en los últimos años han surgido a lo largo de esta carretera toda una multitud de negocios dedicados a la pesca y el submarinismo. Y es que Los Cayos son un paraíso para los amantes del mar. Entre todos ellos hay uno que recomiendo: World Wide Sportsman. No sólo por ser una de los mejores, sino porque en su interior se encuentra la embarcación “El Pilar” que utilizara el escritor Hernest Hemingway para trasladarse entre Los Cayos y La Habana.

Un gran cartel me llamó la atención y decidí hacer la primera parada. El mismo decía “Caribbean Club. Donde la famosa película Key Largo fue filmada”. Se trata de una obra estadounidense de 1948 coescrita y dirigida por John Huston, y con la actuación de Humphrey Bogart, que narra la violenta estancia de un grupo de gánsters retenidos en un hotel de la costa

de Florida por una fuerte tormenta. Su interior me sorprendió por un momento, oscuro y con caras poco amigables, en una representación de lo más cercana al bar de Moe de Los Simpson. Una mesa de pool desgastada, unos cuantos señores bebiendo unas cervezas y un perro disfrutando de un descanso sin preocupaciones. Pero dicen que nada es lo que parece, y aquí esa regla se cumple a rajatabla. La verdad es que la gente fue muy amable, la rockola parecía estar detenida en el tiempo y solo emitía canciones de los sesenta o cincuenta (no sabría decirles con exactitud) mientras los cantineros atendían a sus escasos clientes con un particular buen humor.

Es increíble como este cayo puede parecer no tener nada interesante para mostrar desde arriba del auto. Por eso es necesario estar bien informado para no pasar por alto lo valioso de la zona y no dejarse llevar por las apariencias. Key Largo es uno de los mejores sitios para practicar snorkelling, ya que posee uno de los arrecifes de coral de aguas poco profundas más bellos, con coloridos peces, tortugas marinas y delfines accesibles a corta distancia.

Pero el premio a la mayor rareza que he visto en Key Largo y en el mundo se lo lleva “Jule´s Undersea Lodge”. Como su nombre lo indica, se trata de un alojamiento submarino al que sólo se accede realizando una inmersión de siete metros. Si se quiere recibir el título de “Acuanauta”, es imprescindible permanecer 24 horas allí abajo, por lo cual recomiendo elegir muy bien a su compañero.

Dejando atrás Key Largo continuamos hacia el sur hasta llegar a Islamorada, la capital mundial de la pesca deportiva. Aquí pueden contratarse paquetes para pescar pez vela, atún, sábalo, macabí y mahi-mahi, y cumplir el sueño de vivir una experiencia sacada de un libro de aventuras. Islamorada abarca en realidad cuatro islas y en ellas se puede disfrutar de actividades alternativas a la pesca, sus corrientes de vientos son ideales para la práctica de deportes acuáticos como el kitesurf, o simplemente salir a navegar en algún velero (el cual se puede alquilar, por supuesto).

Personalmente me gusta mucho la comida mexicana, y sobre la ruta se encuentra un restaurante llamado Puerto Vallarta. Nos detuvimos un momento para probar algunos de sus platos y la verdad es que valió la pena. Pedimos unas chimichangas y unos tacos para reforzar, acompañados de una extraña gaseosa de mandarina importada desde México (¿de dónde si no?). Con el corazón contento, retomamos nuestro viaje hacia Key West con el famoso Seven Mile Bridge (o Puente de las Siete Millas) por delante. Pero antes una parada obligada para quienes viajen con chicos: el Dolphin Research Center, un entretenido centro donde se puede jugar, nadar e interactuar con delfines.

El Seven Mile Bridge (o Puente de las Siete Millas), el original, se encuentra actualmente en desuso aguantando a duras penas el paso del tiempo. Se lo puede ver desde la ruta, pero también se lo puede recorrer a pie, y es utilizado por los lugareños para sus tardes de pesca. También es deseado por los cineastas y aquellos que gusten del cine de acción recordarán la película “Mentiras verdaderas”, dirigida por James Cameron, y la escena en que los terroristas se enfrentan con Harry Tasker (el espía protagonizado por Arnold Schwarzenegger) mientras escapan por el puente en unos camiones cargados con explosivos, con un final más que cantado. Pero su fama no se debe sólo a Hollywood, su construcción supuso toda una aventura de ingeniería y abandonado a su suerte, las autoridades buscan hoy la fórmula para salvarlo del derrumbe definitivo, con una posible restauración con cifras que superan holgadamente los 70 millones de dólares.

Desde este punto hasta Key West una última parada en las playas de Bahía Honda, en Big Pine Key, merece su oportunidad para conocer una de las mejores playas de los Cayos de Florida, la Sandspur Beach. Es medianamente salvaje, estrecha pero muy larga, de arena blanca y aguas cristalinas, pero un poco ventosa para mi gusto.

Una vez que entramos a Key West nos dirigimos directamente hacia el hotel The Gates. Allí descasamos del agotador pero muy entretenido viaje junto a la piscina, un mojito en la mano y suave música en vivo. Decidimos pasar la primera noche sin salir de juerga, recargando las baterías para el siguiente día.

Junto con San Francisco y Nueva Orleans, Key West es una de la ciudades más liberales de los Estados Unidos. Es un destino gay friendly por excelencia, y muy abierto a recibir turistas con todo tipo de ideologías culturales, religiosas y sociales. Es el territorio norteamericano más austral, y aunque la distancia a Cuba es de tan sólo 90 millas (aproximadamente 145 km) según atestigua el popular hito de Southermost Point, inferior a la que lo separa de Miami, es una utopía acceder a Cuba desde aquí. En un futuro cercano, y gracias a las nuevas políticas de estado de ambos países, tal vez pueda inaugurarse alguna vía marítima que ofrezca esta experiencia.

Lo importante aquí es distenderse, aprovechar el aire caribeño que se respira. Todo lo necesario para pasar unas vacaciones soñadas caben en una mochila. Algunas remeras, bermudas, un par de ojotas, anteojos de sol y bronceador son suficientes. Si bien recorrimos el centro en nuestro Porsche, la mejor alternativa es caminar o rentar unas bicicletas. De las primeras cosas que hay que hacer por la mañana, sobretodo si se trata de un sábado como nos tocó a nosotros, es ir temprano al Old Town para poder disfrutar del lugar casi en soledad. A medida que el sol calienta el asfalto decidimos relajarnos un poco más, pero esta vez en la playa. En este punto quiero refutar un mito, y es que Key West no posee las mejores playas de Los Cayos. Es cierto que visualmente son atractivas, pero la arena no es fina y blanca como polvo, el agua si bien es cristalina está repleta de algas y tampoco son muy extensas que digamos. Son más bien como calas aisladas, salvo en la zona del White Street Fishing Pier que son más extensas. Eso sí, no me cabe duda alguna de la calidad de sus atardeceres, que parecen pintados por un Van Gogh muy inspirado. La alternativa es tomar el ferry o una avioneta para ir al Tortugas Dry National Park & Fort Jefferson, paraíso que cuenta en este caso con la mejor playa de todos Los Cayos.

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