Fue su padrino en la apuesta internacional, cuando Bordeu fue a Europa a competir con la meta de alcanzar la Fórmula 1 a fines de los años 50. El destino, y un fuerte accidente en Goodwood, a poco de debut en la máxima categoría, truncó su sueño.
Al regreso del Viejo Continente, Fangio aconsejó a Bordeu que recayera en el Turismo Carretera. El Quíntuple le dijo a su hermano Toto: “Vamos a hacerle un auto de TC. Creo que con él vamos a ganar carreras y algo más…”.
“¿Qué vas a hacer con ese Chevrolet?”, le preguntó Fangio a Marcos Ciani, el gran piloto de Venado Tuerto, en su taller de la provincia de Santa Fe. Compró aquella cupecita modelo 47 y se la llevó a Balcarce, para que su hermano Toto preparase el auto para Bordeu.
El 3 de marzo de 1963 debutó Bordeu en el TC con ese vehículo. Esa carrera de Olavarría quedó en la memoria del deporte nacional, no por su debut, sino por el trágico accidente de Juan Gálvez, el máximo ídolo.
El 4 de agosto de 1963 se impuso en la Vuelta de Junín, y al mes siguiente en Pehuajó. En 1964 Bordeu y su auto tomaron popularidad, sobre la base de resultados. Ese año logró 5 victorias, y si bien fue subcampeón, ya el país no sólo conocía al piloto bonaerense, sino también había bautizado a su máquina, como “La Coloradita”.
En 1965 sufrió uno de los dos accidentes más graves en el TC, cuando se golpeó muy fuerte en el mítico Gran Premio Dos Océanos.
Finalmente, en 1966, se cumplió el presagio de Fangio. Bordeu se consagró campeón de Turismo Carretera con La Coloradita. Esa temporada constó de 36 fechas y se llevó el triunfo en Hughes, Buenos Aires, la Vuelta de La Pampa, Chacabuco, Carlos Casares, Mar del Plata, Olavarría, Junín y Mercedes. En total, con el popular auto logró 16 victorias en el TC.
Bordeu cortó una racha de 25 años sin títulos para Chevrolet. Casualmente el último había sido el de Fangio. Esa temporada, al de 1966, fue bisagra para el TC. Los autos compactos desembarcaron para reemplazar a las cupecitas. Bordeu y Toto Fangio luego realizaron algunas modificaciones a La Coloradita, para contrarrestar el avance de los nuevos coches. A La Coloradita le insertaron parabrisa del Peugeot 404 y la cola la remodelaron con las líneas de la Ferrari Dino, creadas por el prestigioso diseñador Pininfarina.
A fines de los años 60 respondió con un rotundo no al conde Volpi, el millonario italiano que le ofreció correr en la Fórmula 1. En 1969 sufrió otro gran accidente, en Los Cóndores. “Estaba internado y cuando se despertó le di la grata noticia de informarle que el Hombre había llegado a la Luna”, recuerda Graciela Borges, la popular actriz, esposa de Bordeu (con quien tuvo a su hijo Juan Cruz), en días en que aquel pequeño paso lunar fue un gran salto para la Humanidad.
En 1972 , en Zapala, dijo sin estridencias: “Hasta acá llegué. Fue mi última carrera”. Bordeu se dedicó al campo, su lugar en el mundo, y se desempeñó como funcionario del ACA y fue subsecretario de Deportes de la provincia de Buenos Aires. La leucemia apagó su vida el 24 de noviembre de 1990, a los 46 años.
La Coloradita. Uno de los vehículos que tuvo vida propia dentro de la historia del automovilismo nacional. Cortó la larga sequía de Chevrolet dentro del TC. Ganador, y con personalidad, dejó una huella indeleble en el mundo de la velocidad.