Un día como hoy de 1978 Carlso Reuteman escribía la última página de un argentino ganador con una Ferrari en el mundial de Fórmula1.
Pasaron 40 años de aquella clase magistral del santafecino que ganó cuatro grandes premios en esa temporada y no fue Campeón por toparce con un fantástico Lotus que era netamente superior al resto y conducido por Mario Andretti.
Con ímpetu, inteligencia y un ritmo demoledor, Carlos Reutemann logró su cuarta victoria de la temporada cuando pocos pensaban que la Ferrari estaría en condiciones de destronar a los Lotus.
Andretti, por su parte, sufrió un accidente a la mañana y largó con el "muletto" para abandonar a mitad de carrera. Segundo fue Alan Jones y tercero Jody Scheckter, adelantándose al Renault Turbo que sumó los primeros puntos.
Andretti se vio totalmente perjudicado por el desgraciado accidente del domingo a la mañana en las pruebas previas donde destruyó su auto titular debiendo recurrir al muletto. Cierto. Mala fortuna, que a veces parece ensañarse en la historia de Mario Andretti, le jugó esta vez una de sus peores pasadas.
Pero si ese argumento es bien lógico, era menos conocido que las Ferrari podían esta vez desafiar abiertamente al Lotus en la lucha por la punta. Ciertamente, Andretti había logrado un excepcional tiempo en clasificación a más de un segundo de un tiempo no menos excepcional conseguido por Reutemann el mismo dia viernes.
Pero para conseguir la pole position Andretti había utilizado las habituales Goodyear de clasificación mientras que las Ferrari podían usar sin problemas las mismas gomas que se llevarían en carrera, una nueva serie de compuestos novedosos que arribaron a Watkins Glen para volver a frustrar la gran fiesta que preveía Goodyear en su propia casa.
Luego de los discutidos incidentes de largada de aquellos tiempos, Watkins Glen fue en contraposición una apacible puesta en marcha, donde los primeros puestos se escalonaron sin problemas a partir de la primera curva. Tanto Reutemann como Andretti largaron impecablemente y si bien al principio daba la impresión de que Reutemann podría robarle la primera plaza al campeón antes de la primera curva -para lo cual Reutemann comenzó a ceñirse rápidamente sobre la derecha- Andretti no dejó más de un metro disponible y entró limpiamente primero a la veloz curva de noventa grados. Reutemann se zambulló atrás con Jones y Villeneuve a su cola.
A partir de ese momento se jugarían las mejores incidencias de la carrera en esas primeras vueltas donde nadie podía guardar. Andretti intentó irse al frente como es su estilo y al cabo de la primera vuelta pareció que se despegaba un poco de las dos Ferrari que ocupaban la segunda y tercera posición. Detrás de Villeneuve, a su vez, Jones, Lauda, Jarier, Hunt y Watson dejando poco más atrás a Depailler, Jabouille, Scheckter, Rosberg y Tambay en ese orden.
Pero las dos Ferrari apretaron en seguida el tren y se vio que el Lotus no tenía resto como para aguantar con la solvencia habitual. Por primera vez en el año 1978los papeles se habían invertido y la superioridad estaba del lado de los autos de Maranello.
En la tercera vuelta un murmullo inconfundible en las tribunas al ver la Ferrari de Reutemann que había pasado al frente.
Sin perder un segundo Villeneuve también lo superó a Andretti y en pocas vueltas más, las dos Ferrari se alejaban del Lotus como nunca se había visto en el año.
Por momentos pareció que el canadiense cargaba también sobre la posición del argentino ya que las dos Ferrari circularon muy juntas pero poco a poco el terrible ritmo inicial impuesto por Lole comenzó a dejar un poco atrás a Gilles o al menos fue la indicación suficiente como para hacerlo desistir del propósito de discutir la punta mano a mano.
Andretti ya era un lejano punto en los espejos de las Ferrari y la jornada se presentaba como para un uno-dos de Ferrari al mejor estilo Lotus.
La bandera a cuadros, los brazos en alto de los mecánicos de Ferrari, la alegría inmensa de los hombres de Michelin que no sólo tenían a la Ferrari ganadora sino también al prometedor Renault en cuarta posición consiguiendo los primeros puntos de su campaña.
En el podio, el Reutemann de los grandes días desparramaba champagne. A su lado, simbólicamente, el hombre que lo iba a reemplazar en el equipo Ferrari en 1979, Jody Scheckter, que finalmente fue el Campeón al año siguiente.
Lole ganó con 38° de fiebre y con la solvencia habitual cada vez que tenía el auto y agarraba la punta.
Luego más calmo comentó a cerca de aquel histórico triunfo con la Ferrari:
"Sólo hacia el final me puse a pensar si no se acabaría la nafta porque andaba todo tan bien que sólo una cosa así podía impedir que yo ganara. Salvo eso, el estado gripal me cansó mucho, pero nada más".
Carlos Alberto Reutemann el último argentino ganador con Ferrari en la Fórmula 1, todo dicho.