Opinión
Niki Lauda, el hombre que volvió de la muerte
Con la muerte de Niki Lauda se fue una parte grande de la Fórmula 1. No solo por el recuerdo de sus tres campeonagtos mundiales (75/77 con Ferrari y 84 con McLaren), sino por aquella marca que dejó perplejo al mundo, en aquel tremendo accidente, en el "Infierno Verde" de Nürburgring en 1976.
Aquella tarde fatídica lo dejó prácticamente muerto, tal es así que los médicos decían que no pasaría la noche por la magnitud de sus quemaduras. Hasta un sacerdote le dió la extremaución anticipando lo que se suponía.
Sin embargo el hombre se repuso, a los 33 días se calzó el casco, un año después fue Campeón, dos años más tarde decidió retirarse para volver tiempo después y coronar su extraordinaria carrera con aquel campeonato de 1984, que ganó por medio punto, a su compañero de equipo Alain Prost.
La leyenda de Niki pegó fuerte. Tal vez, con esa excelente película Rusch, esa leyenda, se potenció en los últimos años y sorprendió a aquellos jovenes que no conocían su historia.
El accidente de Lauda en 1976 nos marcó a los de nuestra generación, apasionados por el deporte motor y por la Fórmula 1, con un argentino corriendo en la máxima categoría que nos tenía atrapados en ese especial circo.
Por Carlos Alberto Reutemann estábamos prendidos a la radio para escuchar esos hermosos Grandes Premios de una época dorada de la F1.
Recuerdo que con 15 años, compartíamos un desayuno con un amigo, cuando de fondo la radio relataba el brutal accidente de Lauda en el magnífico Nürburgring. Todos estaban alarmados y durante ese domingo la espera se hizo interminable, queríamos saber que era de la vida del piloto de Ferrari, que parecía llegaría a su fin.
Tanto marcó aquel accidente y su sorprendente recuparecaión que la primera vez que fui a Nürburgring, en 2010, tuve la suerte de recorrer el "Infierno Verde" con Audi R8 LMS.
El experimentado instructor me preguntó si quería que me marcara algo en especial y recuerdo que lo primero que le dije fue: "Muestreme donde se accidentó Lauda".
El hombre me llevó a fondo y cuando entramos en la zona de Adenau levantó el pie del acelerador y doblando en una curva encajonada me dijo: "Crash Niki".
Solo vi hojas de guradraild, una curva no demasiado peligrosa, pero igualmente se me erizó la piel y sentí escalofrío, por estar en ese lugar que forma parte de la historia de ese mito viviente que sin dudas era Lauda, que automáticamente me trajo a la memoria una parte de mi adolescencia.
Pero la historia de este piloto especial empezó desde pequeño con más de un sufrimiento y con algunas diferencias con su familia, por lo que tuvo que sortear varios obstaculos para alcanzar la gloria.
El apellido Lauda era conocido en Austria mucho antes de que uno de sus integrantes lo hiciera famoso.
El primer famoso de la familia era el abuelo de Niki, un empresario millonario, que vivía codeandose con la aristocracia de su país.
El pequeño Lauda esperaba ansiosamente la llegada de su abuelo, lo visitaba una vez al año, porque lo dejaba estacionar su Jaguar en el jardín.
Desde chico ya mostraba su pasión por los autos . En la escuela repitió un par de años y sus padres lo mandaron a un taller mecánico.
Luego de un tiempo y con mucho sacrificio se compró un Volkwagen Cabriolet, el que armaba y desarmaba, y en la casa de sus abuelos armó una rampa donde logró volar más de 20 metros con el pequeño auto.
Niki Lauda corrió por primera vez en abril de 1968 con un Mini Cooper en una competencia de Rally.
En 1970 hizo su debut en la Fórmula 3.
En 1971 debutó en la Fórmula 1. Lo hizo en el Gran Premio de Austria. Pidió un crédito a un banco para poder correr con un March siendo compañero de Ronnie Peterson.
Los primeros puntos los cosecharía recién en 1973 con un BRM siendo 5° en Bélgica.
En Mónaco llegó a estar tercero y eso impresionó a Don Enzo Ferrari que lo contrató en 1974.
La historia que siguió después es más que conocida.
Su primer retiro fue en 1979, temporada en la que decidió alejarse de la Fórmula 1. Lo hizo duramte los ensayos del Gran Premio de Canadá dandole sus guantes y su casco al argentino Ricardo Zunino que debió reemplazarlo de urgencia en el Brabham.
Fundó su empresa de aviones, Lauda Air, pero su pasión por el automovilismo no se había apagado.
Volvió a las pistas en 1982 con un McLaren para ser nuevamente Campeón del Mundo en 1984.
Niki Lauda se fue físicamente pero su marca quedará grabada a fuego eternamente en el corazón de los que amamos este deporte.
Hasta siempre Campeón, la Fórmula 1, extrañara tu presencia y tus sabios consejos.