Opinión
Suspicacias sembradas
Christian Ledesma es portador de un historial intachable en su extensa y exitosa carrera deportiva, con una conducta regida por la lealtad arriba y debajo de los autos. El domingo se equivocó al sacar de pista al puntero del campeonato Néstor Girolami, en una maniobra ajena a sus antecedentes, y que lo depositó en el ojo de la tormenta en una definición donde cuatro equipos oficiales se disputarán el título y los compañeros de equipos de los candidatos serán jueces en la pista.
El asfalto mojado y la poca visibilidad pueden ser apenas atenuantes para un golpe de la magnitud del que le proporcionó Ledesma al líder del campeonato. El incidente dejó sensación de revancha por el empellón del Peugeot en la curva anterior. El marplatense asumió el error y los comisarios deportivos decidieron correctamente la exclusión de la carrera y cinco grillas de penalización para la próxima fecha. ¿Qué hubiese pasado si este incidente sucedía en la última fecha? Seguramente hubiese sido un escándalo. De todas maneras, a pesar de haber sido en la penúltima fecha, también podría incidir en la discusión por la consagración final.
La situación reviste cierta gravedad por los protagonistas y la instancia del certamen. Girolami perdió 5 puntos en el campeonato, por el toque de un piloto que no solo no pelea por el título sino que además defiende la misma marca que pelea la corona con Leonel Pernía y Emiliano Spataro. Incluso, situaciones comparables han valido sanciones más severas. Por ejemplo, la ACTC le dio una fecha de suspensión a Spataro por un toque a Gabriel Ponce de León, en una largada de la serie en Balcarce, por la penúltima fecha del campeonato 2011. El juninense peleaba aquel campeonato y el piloto de Dodge la miraba desde afuera esa definición. Y el más grave de los antecedentes (y poco comparable con el de Ledesma) es el de Kevin Icardi, que recibió un año de suspensión por pegarle a Franco Vivian que marchaba rumbo al título de la Fórmula Renault, en la última fecha del 2010, en Potrero de los Funes.
Pero hay que separar las cosas. Ledesma cometió un error. Sorprende de quién viene porque es difícil encontrarle manchas en su campaña deportiva. Es un piloto con carácter y personalidad fuerte, pero nadie puede discutir su caballerosidad arriba del auto. Quienes conocen al marplatense saben que el piloto de Renault sería incapaz de prestarse a ese tipo de juegos antideportivos. La misma observación de deportividad es trasladable al Sportteam. Y quienes conocen la interna de la marca del rombo entenderán que representar a la misma marca poco tiene que ver con defender un mismo interés cuando el equipo oficial se divide entre dos estructuras bien individuales.
En instancias tan decisivas como la que vive el Súper TC 2000, los pilotos y equipos apelan a todas las herramientas posibles para lograr el objetivo. Incluso la de sembrar suspicacias infundadas. Después del mejor año desde que se implementaron los motores V8, la categoría merece una definición limpia en la pista y afuera también…