Turismo Carretera
TC: un poco de historia…
En Tandil, un 5 de diciembre de 1982, Jorge Martínez Boero se consagraba campeón y Roberto Mouras protagonizaba un espectacular vuelco.
El 5 de diciembre de 1982, hace hoy 41 años, se desarrollaba la 25° vuelta de Tandil en el semipermanente, que en esa oportunidad alcanzaba los 32,250 kilómetros, distancia que tuvo algunas variaciones no muy amplias, debido a la implementación de chicanas que se instalaron, a pedido de CECA (Comité Ejecutivo de Competencias Automovilísticas), ente encargado de la seguridad en los escenarios de la provincia de Buenos Aires.
En este clásico, estaba en juego el campeonato de Jorge Martínez Boero, quien de lograr un resultado positivo se coronaría campeón argentino del TC. El Gaucho de San Carlos de Bolívar tripulaba el Falcon del Quilmes Automóvil Club, entidad que le dio la oportunidad a varios pilotos para destacarse en la categoría más popular del país. La preparación tenía la responsabilidad del “Polaco” José Miguel Herceg, y varios colaboradores que acompañaron al exitoso preparador.
Para la radiofonía argentina, fue un día histórico, hacia su último relato en Campeones por la AM 1070, Radio El Mundo, Andrés José Rouco, uno de los distinguidos relatores de la época de oro, que le aportó emoción y trascendencia a los deportes mecánicos. Ese día, “Caito” Legnani, le cedió el relato de las series a su maestro, quien fue uno de los creadores de Carburando. Rouco había llegado el mismo domingo a Tandil, acompañando al empresario Luis Legnani, hermano del director de Campeones.
Varios accidentes, aunque sin graves consecuencias, deparaba aquella jornada con alta convocatoria en las sierras, se despistaban, el “Cholo” Salgado con Pedro Ingrassia en la Dodge de La Tablada y Mataderos, Eduardo Marcos con el Falcon que representaba a La Dulce y Tres Arroyos, y el más espectacular resultaba el vuelco de Roberto Mouras con José Luis Riga en otro Dodge. Las secuencias eran conmovedoras, captadas por el avezado Julio César Díaz, fotógrafo de mil batallas.
La “salida” de la quinta San Gabriel parecía el “teatro” para observar despistes y vuelcos, por eso tiempo más tarde se instaló la séptima chicana en el lugar, la más cercana al centro de la ciudad que hoy, se halla intacta, utilizada como en el “drive in”, de una cabaña turística.
Fue un día inolvidable, aquel primer domingo de Diciembre cuando el Turismo Carretera celebraba la 25° Vuelta de Tandil, se definía un pleito exitante, y el primer tributo grande para el “Gaucho” de San Carlos de Bolivar, Jorge Martínez Boero.
Un lugar convocante para los apasionados de la velocidad y para la familia que vivía cada encuentro con solaz, disfrutando el folklore cautivante de los carreteros. Épocas de peñas y de taller, de mate y asado. Lugares inolvidables que hoy siguen vivos pero ya son recuerdos, desde la comprometida “viborita” pasando Don Bosco, la curva de El Gallo, el extenso tendido de la ruta provincial 74 de casi nueve kilómetros, el cruce Scarminacci (ruta 30 y 74), el veloz curvón de la Granja, la variante de Montecristo, los ascensos y “bajadas” hasta el mítico descenso de Belén, en el ingreso al complejo El Centinela, la curva de Marchini (La Pulpería), la variante del Banco Provincia, la curva del dique viejo antes de la quinta San Gabriel, la rotonda del dique, y los 4,500 kilómetros por la hoy Avenida Don Bosco, hasta el sector de largada. Todos lugares que hoy existen, pueden ser recorridos y que en aquel momento, hace 38 años, fueron claves en las emblemáticas carreras del TC rutero. Eran 32,250 kilómetros de una vuelta extensa. Las carreras eran fuertes desafíos, no todos los pilotos se sentían a gusto con las curvas, bajadas y largas rectas al filo de los 260 kilómetros de velocidad pura.
La fiesta se desataba muy temprano, al concluir el primer acto, las tres vueltas de la primera serie que ganaba el “Pincho” Castellano, seguido por Jorge Martínez Boero, alcanzando con ese segundo lugar la ansiada corona del Turismo Carretera. El día del “Gaucho”, del QAC, y de los bolivarenses que llegaron en gran número a las sierras, seguros que el hijo dilecto les iba a regalar un tributo semejante. La satisfacción que producía ese halago por parte de un hombre tan querido como Martínez Boero ratificaba la vigencia de los carreteros, como en las épocas de oro. No se podía pedir más. La alegría del nuevo campeón era conmovedora, los reconocimientos a Don Pablo Caccaglio, titular del Quilmes Automóvil Club, al “Polaco” Herceg, al “Negro” Castelli, a Rómulo Bousquet Serra, quien llevó a Boero al mundo del TC entre otros. El día más feliz para el “crédito” de Bolívar.
Fuente: Vértigo Tandil