Opinión
Un año marcado por el efecto Colapinto
El automovilismo nacional debe aprovechar el envión del efecto Franco Colapinto en la Fórmula 1 y tratar de arreglar sus diferencias a nivel institucional. Se necesitan primordialmente voluntad de acuerdo y autocrítica.
¿Cómo fue la temporada del automovilismo argentino? Llegó fin de año, la actividad terminó y los balances ponen el ojo en lo que pasó y en lo que vendrá para el futuro cercano. En una primera lectura, la temporada 2024 del automovilismo nacional estuvo sacudida por la influencia directa de la explosiva aparición de Franco Colapinto en el Mundial de Fórmula 1 en las últimas nueve fechas del calendario. Colapinto no compitió en Argentina, pero su participación tuvo directa influencia en la actividad local, fue una inyección positiva, un empuje y un renacer de la popularidad del deporte motor en un nuevo público, más presencia de medios y en redes sociales. Tampoco hay que olvidar que fue en este mismo 2024 a punto de terminar, que el automovilismo argentino tuvo por segundo año consecutivo a un piloto de nuestro país en linea de largada de la histórica 500 millas de Indianápolis con Indy Car de Estados Unidos.
Haciendo un análisis del año, el automovilismo produjo un hito histórico en 2024 ya que tuvo a un piloto argentino en las 500 de Indianápoliscon Agustín Canapino y a otro, Franco Colapinto, en la Fórmula 1 durante las nueve fechas de cierre de temporada.
Más allá de la continuidad de ambos pilotos, lo que vale resaltar es que el automovilsmo argentino tuvo un año de exposición como pocas veces visto antes, y ello fue gracias a la presencia de pilotos locales en el plano internacional.
Con la explosiòn primero de Agustín Canapino en Indy Car y luego con la "fiebre" que generó Franco Colapinto en la máxima categoría mundial el automovilismo argentino necesitó de estas presencias a nivel mundial para volver a ser.
Ese "volver a ser" del automovilismo a nivel nacional y mundial se lo deben a Canapino y Colapinto, quienes demostraron que mirándose al ombligo durante años, no es posible mejorar la actividad. La única manera de crecer es competir con reglas más o menos claras a nivel internacional e ingresar al mundo. Y que los dirigentes entiendan que no hay que creernos los mejores, sino demostrarlo en la organización, instituciones, reglamentos y carreras en las pistas con espectáculos creíbles, decentes, con más público y con buenos pilotos.
Minentras, a nivel local se agudizó la división entre los entes que fiscalizan. Fue el año del enfrentamiento por intereses opuestos,entre la ACTC y la CDA del ACA, entodades que nunca encontraron la solución a una división que no se soluciona con un par de fotos de utilería que no sirvieron de mucho...
Así las cosas, con categorìas sin reglamentos claros, con situaciones problemáticas a nivel deportivo y reglamentario se llegó a un fin de temporada marcado por definiciones sin atractivos, y muchas polémicas. Se salvaron un puñado de categorías, lo demas fue para el olvido.
Está claro que el problema institucional no enfrenta sólo a dos instituciones sino que se enfrentan intereses económicos distintos y dos esquemas de negocios totalmente dferentes. Muchas categorías eligieron un sistema por sobre el otro, siendo que esos sistemas son incompatibles desde su esencia. Podrán cambiar apellidos o figuras polìticas en las conducciones, harán mil reuniones y fotos, pero si no se ponen de acuerdo en los intereses que deben administrar y que están por encima del deporte no habrá solución.
Será momento de aprender a capitalizar el impulso del efecto Colapinto y agradecerle a Williams que volviò a sentar a un piloto argentino en la Fórmula 1 para hacer reaccionar y ordenar a un automovilismo con demasiadas categorìas, y poca esencia deportiva.