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Un simulador para conducir muy particular
Cuando se habla de un simulador, automáticamente se piensa en los sofisticados que utilizan los pilotos de Fórmula 1 para entrenarse en diversos circuitos. Cada vez es más común su uso, en distintos grados de complejidades, para que se sitúen en los trazados que próximamente visitarán con sus respectivas categorías. En este caso, el simulador es un elemento de perfeccionamiento para los conductores de vehículos públicos de pasajeros o de gran porte.
El equipamiento de realidad virtual, está diseñado para que se puedan interpretar diferentes condiciones climáticas (lluvia, granizo, día nublado) y escenarios como autopistas, ruta de montaña, pistas de prueba, Metrobus, pasos a nivel, zonas en obra, túneles, etc. Se modifica permanentemente el comportamiento de los pasajeros y también se simulan averías o fallas técnicas en el colectivo.
Provenientes de España, la Asociación Civil para la Capacitación de los Trabajadores del Transporte Automotor de Pasajeros y la Asociación para la Formación de Conductores del Transporte Público de Pasajeros, junto con la Unión Tranviaria Automotor (UTA), disponen de los simuladores, que se pondrán en práctica a partir de 2018 como parte del perfeccionamiento de los choferes.
Desde una computadora ubicada al lado de cada simulador, el instructor monitorea la actividad del conductor a través de la telemetría, que indica y graba los aciertos y errores de quien está en la práctica. Asimismo, desde allí, además de la evaluación, también se puede intervenir en el simulador, modificando condiciones climáticas, densidad del tránsito y manejando otros vehículos.
El simulador es una cabina cerrada, que contiene tres pantallas de 51 pulgadas cada una, y una butaca con el volante y el tablero, similares al de un vehículo de gran porte. Cada acción se advierte por el sistema, que incluye una cámara para registrar los movimientos del conductor en cada situación.
Al margen de los simuladores, los choferes también participarán de clases en las aulas interactivas, que contienen computadoras en cada mesa, como así también una pantalla central donde cada instructor ejecuta sus clases. Cada paso que realizan los conductores, tanto en los simuladores como en las aulas, queda registrado en el monitoreo central.
Se estima que por esas aulas y simuladores pasarán unos 7500 choferes, de la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, y luego se extenderá a choferes del resto del país.
