Opinión
Se vivió una fiesta en el momento justo
El automovilismo argentino necesitaba una fiesta como la que se vivió este fin de semana con la inauguración del autódromo de San Nicolás. En un año con turbulencias económicas que han debilitado a muchas categorías por el alza de los costos, estrenar una estructura como la que conocimos, podría suponer una utopía. Pero no. La Realidad fue otra. Los responsables de llevar adelante el proyecto no bajaron los brazos y pusieron a disposición del automovilismo argentino en tiempo y forma, un nuevo escenario. Fue y sigue siendo un impacto que estaba esperando el Súper TC2000. Estrenar un autódromo con muy buenas condiciones de estructura, bien hecho, con un piso impecable y un dibujo que en su primer examen pareció entretenido. Se esperaba mucho público, pero la gente que llegó desde el viernes al predio, superó las expectativas más optimistas.
Se vivió desde las primeras horas del fin de semana una verdadera fiesta como hace muchos años no disfrutaba el automovilismo nacional, y en especial el Súper TC2000. En una temporada en la que venía castigada desde la primera fecha en Buenos Aires y el mal tiempo, Rosario y la lluvia y Rafaela con el desarrollo de una carrera con muchas complicaciones, por citar algunos casos.
Lo que se vivió en San Nicolás merece destacarse porque opera como un "shock de confianza" a quienes se la jugaron por hacer una pista en un predio que habitualmente es ferial a cielo abierto, pero también a la categoría que siempre tuvo en cuenta esta fecha casi decisiva del campeonato para tener una fiesta de inauguración y correr en un trazado desconocido.
Un punto alto del estreno fue que nada se terminó a último momento o "a los ponchazos", como suele suceder en muchos estrenos de cualquier cosa en Argentina. Hemos estado en otras inauguraciones con trabajos a medio terminar y eso complica. Esta vez no fue así, estaba todo perfectamente realizado, lo que le dió un plus a los organizadores de no tener que lidiar con problemas importantes de último momento.
Por supuesto que hay muchas cosas por mejorar. Se planteó entre los pilotos modificar la entrada y la salida de los boxes, la continuidad de pianitos en varias curvas y los sobrepianos para quienes pierdan el radio o la pista, y una mayor agilidad en los accesos de atrás de los boxes, por ejemplo. Por eso San Nicolás seguirá trabajando con los responsables de obra y de la pista en la mejora de esas cuestiones que pasaron casi inadvertidas en medio de tanto clima festivo.
A la emoción de las estrofas del Himno Nacional Argentino siguió el momento del corte de cintas en la recta principal y la inauguración oficial. Fue el momento exacto en el que se cerraba el capitulo de las intenciones e ideas y se abría el de la concreción y el trabajo ya terminado y realizado en el tiempo previsto.
Con un automovilismo golpeado, que intenta acomodarse al nuevo mapa económico, la fiesta de ayer fue un bálsamo y debería ser el nuevo espaldarazo que necesitaba para mantenerse a flote en la tempestad. El Súper TC2000 dió el gran paso y concretó una de sus mayores convocatorias en mucho tiempo en el automovilismo argentino. Se dió el gusto de inaugurar un prometedor autódromo y además, terminó feliz con un fin de semana inolvidable, en el que la carrera ganada por el Peugeot de Mariano Werner quedará en la historia grande de la categoría.
Llegó en el momento justo. La multitud dió el respaldo. La categoría puso su logística, organización, tecnología y espectáculo. San Nicolás ha sido un gran envión que llegó en el momento justo, para lo que viene del Súper TC2000 con dos Grandes Prenios en un final de temporada que promete ser apasionante.